La eficacia y seguridad del fenticonazol en el tratamiento de la candidiasis vaginal y las vaginitis mixtas

La eficacia y seguridad del fenticonazol en el tratamiento de la candidiasis vaginal y las vaginitis mixtas

Publicado en: 24 de abril de 2024  y atualizado en: 24 de abril de 2024
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La vaginitis se identifica como una inflamación de la mucosa que recubre la vagina, ocasionada por el desequilibrio de la flora vaginal, siendo este uno de los motivos más frecuentes de consulta en ginecología. Se caracteriza por presentar síntomas de inflamación tales como enrojecimiento, picor, descarga vaginal y tumefacción. Factores tales como alteraciones hormonales del epitelio vaginal, un incremento en el pH vaginal de un rango normal de 3.5-4.5 a 6-8, la incontinencia de orina y/o heces, la atrofia del tejido vaginal y el trauma durante las fases prepuberal, puberal o postmenopáusica pueden predisponer a la vagina a infecciones, precipitando así la vaginitis. Esto se traduce en un reemplazo de los lactobacilos benignos por una flora mixta, donde predominan los cocos patógenos. Los principales agentes causantes de la vaginitis se dividen en tres grupos: hongos (destacando Candida albicans en un 90% de los casos), bacterias (como Gardnerella vaginalis) y parásitos (por ejemplo, Trichomonas vaginalis). Se estima que la vaginitis afecta al menos una vez a un 90% de las mujeres en algún momento de su vida (1).

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El fenticonazol exhibe un espectro amplio de actividad antimicrobiana, abarcando propiedades antifúngicas, antibacterianas y antiparasitarias”.

El fenticonazol [nitrato de éter α-(2,4-diclorofenil)-β, N-imidazoliletílico de 4-feniltiobencilo], un derivado del imidazol, con una gran historia que respalda su eficacia y seguridad, fue descubierto en 1973 como un tratamiento antimicótico tópico efectivo contra dermatofitos e infecciones por hongos. Fue licenciado para uso clínico en 1986. Este antimicrobiano de amplio espectro se tolera bien y se utiliza en el tratamiento tópico de la piel y el tejido vulvovaginal; la actividad antifúngica del fenticonazol ha sido demostrada in vitro contra un rango de micosis cutáneas y mucosas, incluyendo, Candida albicans, dermatofitos (Trichophyton, Epidermophyton, Microsporum) y otros hongos (1).

El fenticonazol inhibe múltiples procesos fúngicos en las especies de Cándida:

  • Inhibe la secreción de proteasa de aspartato (SAP), reduciendo el crecimiento de hifas y pseudohifas. Esto previene la adhesión de Cándida a la mucosa vaginal y su penetración, reduciendo significativamente las tasas de recaída.
  • Inhibe la enzima fúngica lanosina 14α-demetilasa, bloqueando la síntesis del ergosterol necesario para la integridad de la membrana celular fúngica.
  • Mediante su efecto antioxidante, inhibe enzimas oxidasas y peroxidasas que causan cambios estructurales y funcionales decreméntales en la célula fúngica (1)

El fenticonazol actúa inhibiendo diversos procesos tanto en bacterias como en tricomonas

El fenticonazol ejerce una acción antibacteriana frente a bacterias gram positivas y gram negativas, siendo su mecanismo de acción distinto al de otros antibióticos. Actúa sobre la membrana celular aumentando su permeabilidad, inhibe el proceso oxidativo en las mitocondrias a nivel citoplasmático, y obstruye la síntesis de ARN en el núcleo. Además, impide la multiplicación de bacterias y protozoos (como las especies de Trichomonas) al bloquear la actividad de la enzima piruvato oxido-reductasa, esencial para la división o crecimiento celular (1).


Guía de la sociedad española de ginecología y obstetricia 

La candidiasis vulvovaginal (CVV) constituye una patología inflamatoria vaginal originada por diversas especies micóticas, principalmente de Candida spp. Esta afección es frecuentemente el resultado de alteraciones en las condiciones fisiológicas que conllevan a una reducción de la inmunidad local. En el tracto genital inferior de mujeres saludables en edad fértil, se ha identificado la presencia de especies de Candida en un rango del 10-20%, mientras que este porcentaje desciende al 6-7% en mujeres posmenopáusicas y al 3-6% en niñas prepuberales. No obstante, el hallazgo de Candida en la zona vulvovaginal no implica necesariamente la existencia de una patología, dado que el diagnóstico de CVV se establece ante la presencia de síntomas inflamatorios en esta área. Se estima que alrededor del 25% de las vulvovaginitis infecciosas corresponden a CVV, siendo Candida albicans el agente etiológico en el 90% de los casos. Otras especies, conocidas como no albicans, entre las que se encuentran Candida glabrata, Candida tropicalis y Candida krusei, representan el 10% restante y han mostrado un incremento en su incidencia y resistencia a los tratamientos convencionales recientemente. La CVV se puede clasificar en tres categorías: no complicada, recidivante y complicada (2-3).

La vulvovaginitis candidiásica (VVC) representa una patología frecuente en la población femenina adulta, observándose una mayor prevalencia en el rango de edad comprendido entre los 20 y 40 años. Se estima que para los 25 años, el 50% de las mujeres habrá experimentado al menos un episodio de VVC, y entre las mujeres en fase premenopáusica, el 75% habrá padecido al menos un episodio, siendo el 45% de estas últimas quienes reporten dos o más episodios. Además, se calcula que un 5% de las mujeres afectadas por VVC desarrollará una forma recurrente de esta afección (VVCR), mientras que entre el 5% y el 8% de todas las mujeres adultas experimentarán VVCR. De los casos de VVC, se considera que un 10% a un 20% corresponden a formas complicadas de la enfermedad (2-3).

El diagnóstico de la VVC se fundamenta significativamente en la historia clínica del paciente, destacando la importancia de identificar cualquier factor que pueda haber alterado la microbiota normal y promover el crecimiento de Candida, como el uso previo de antibióticos de amplio espectro, así como la existencia de condiciones personales predisponentes (historial de diabetes o embarazo) y episodios anteriores de VVC. Los síntomas clínicos como prurito, leucorrea blanca y espesa, e irritación genital son indicativos de la enfermedad. Sin embargo, el diagnóstico no debe fundamentarse únicamente en la presentación sintomática; se requiere de un examen físico detallado y pruebas complementarias para confirmar la presencia de VVC, dado que el error diagnóstico constituye una de las principales razones del fracaso terapéutico (2-3).

Tratamiento

Tratamientos alternativos al uso de antibióticos

Los métodos antisépticos y desinfectantes se han empleado de manera extendida, pero la evidencia sobre su efectividad en el tratamiento de la vaginosis bacteriana es escasa (3,4).
 
Tratamiento con antibióticos

Históricamente, la mayoría de las guías clínicas han recomendado imidazólicos como tratamiento antibiótico de primera línea, disponible en presentaciones orales o en gel o crema vaginal.
Para el uso de estos medicamentos se recomienda no ingerir licor, por que su efectos son muy graves.
Se recomienda el uso del fenticonazol para el tratamiento de Tratamiento de la vulvovaginitis candidiásica no complicada para el Tratamiento de la vulvovaginitis candidiásica recidivante. Su uso en el mantenimiento es recomendado (3,4,6).

La eficacia y seguridad de fenticonazol en el tratamiento de la vaginitis mixta

Saygisever-Faikoglu (2022), nos muestra la diferencia del fenticonazol vs a otros tratamiento utilizados en la candidiasis vaginal, su estudio reúne el análisis la revisión clínica de otros estudios sobre los efectos del fenticonazol en la vaginitis mixta y de co-infección. El fenticonazol ha sido estudiado clínicamente en el campo de la ginecología, en el tratamiento de la vulvovaginitis por Cándida y las infecciones mixtas. En todos los estudios, el diagnóstico se realizó en base a la historia clínica, el examen micológico directo y el cultivo (1).

El fenticonazol proporcionó un tratamiento efectivo hasta en el 100% de las pacientes con vulvovaginitis candidiásica, y se logró la erradicación en hasta el 100% de las pacientes con Candida spp. dentro de una semana. El nitrato de fenticonazol proporciona una mejoría significativa en síntomas como el flujo vaginal, picor y ardor asociados con la vulvovaginitis candidiásica, con una tasa de curación del 97,5% (1).

Además se detectó una disminución significativa en el flujo vaginal y en el prurito en el día 7. En el control microbiológico con frotis vaginal, se observó que el 92,3% (385 de 417 mujeres) respondió al tratamiento con fenticonazol. Al finalizar la primera semana, se repitió el tratamiento en 84 mujeres debido a la persistencia de los síntomas y un resultado positivo en la prueba de frotis. Al finalizar el día 28, 392 pacientes (94%) habían tenido una completa recuperación, solamente 1 paciente presentó un empeoramiento de los síntomas. Los efectos secundarios se observaron raramente; principalmente se notaron enrojecimiento leve de la vulva y la vagina, así como picazón leve en el primer día de tratamiento (1).

En un estudio prospectivo, a 37 80 pacientes con candidiasis vulvovaginal se les administraron aleatoriamente tabletas de fenticonazol intravaginal (600 mg) o fluconazol oral (150 mg), y 3 días después se administraron 2 dosis de azoles para el tratamiento a corto plazo. Se observó mejoría en 32 (80%) de las 40 pacientes en el grupo de fenticonazol y en 31 (77,5%) de las 40 pacientes en el grupo de fluconazol en el día 30 después del tratamiento. La picazón vulvovaginal se curó en un tiempo más corto en el grupo de fenticonazol que en el grupo de fluconazol (2,3 días frente a 4,5 días, p=0,047) (1).

En pacientes con Tricomoniasis vaginal, se administró una cápsula vaginal de fenticonazol una vez al día en una dosis de 600 mg o 1000 mg durante 2 o 5 días, y se observó una erradicación del 100% a los 7 días. Se observó que el Candida spp. también se erradicó en estos pacientes. Se ha observado que una dosis única de 1000 mg de fenticonazol es más efectiva que 600 mg (1).

En un estudio prospectivo multicéntrico, se utilizó fenticónazol vaginal de 1000 mg administrado una vez al día; en los días 1 y 3 en infecciones vulvovaginales mixtas con Candida albicans, Trichomonas vaginalis y/o Gardnerella vaginalis. En el día 8, se encontró que la tasa de erradicación de Candida albicans fue del 90% (26 de 29 pacientes) y no se informaron recurrencias. La tasa de éxito fue del 73% para G. vaginalis y del 77% para la infección mixta. Se logró una mejora significativa en los signos y síntomas en el día 8 (p<0.05). Se han informado resultados similares en pacientes con candidiasis vulvovaginal tratados con fenticónazol. Se ha informado que los síntomas como eritema, edema, prurito y ardor se resolvieron en pocos días después de la primera aplicación, mientras que algunos o todos los síntomas se resolvieron por completo en el 52% al 100% de los pacientes en una semana (1).

Al administrarse tópicamente el fenticonazol muestra una gran retención o un impacto "intrarreservorio" en los tejidos locales durante hasta 72 horas (1,3).

Análisis y conclusiones

El fenticonazol exhibe un espectro amplio de actividad antimicrobiana, abarcando propiedades antifúngicas, antibacterianas y antiparasitarias, posicionándose como un agente tópico idóneo por su elevada eficacia clínica frente a patologías como la vulvovaginitis candidiásica inducida por Candida albicans, la vaginosis bacteriana provocada por Gardnerella vaginalis, infecciones por bacterias grampositivas y gramnegativas, Trichomonas vaginalis y vaginitis mixta ocasionada por estos microorganismos. Este compuesto destaca por su excelente perfil de tolerabilidad. Diferencialmente, el fenticonazol mantiene la integridad de la microbiota vaginal, ejerciendo una menor actividad contra las tres principales cepas de lactobacilos presentes en la flora vaginal normal, denominadas Lactobacillus gasseri, Lactobacillus jensenii y Lactobacillus crispatus, en contraste con otros agentes como el miconazol y el metronidazol, los cuales presentan elevadas tasas de mortalidad en estos probióticos. Por lo tanto, el fenticonazol se erige como una opción terapéutica destacada, conjugando eficacia, seguridad y una tolerabilidad óptima, lo cual lo posiciona como un candidato preferencial para el abordaje de la vaginitis de tipo mixto. Su amplio espectro de acción y la eficacia demostrada en diversas infecciones vaginales, tanto fúngicas como bacterianas y mixtas, están avaladas por múltiples estudios clínicos (1-6).

 

Referencias

  1. Saygisever-Faikoglu, K., Faikoglu, G., & Ozcan, F. O. (2022). The efficacy and safety of fenticonazole in the treatment of mixed vaginitis. Pharm Pharmacol Int J, 10(1), 12-20.
  2. Hidalgo, M. J. C., Vaquero, D. B., Alsina, J. C., Arias-Camisón, F. C., Sánchez, A. C., Guirao, J. A. G., & Bilbao, J. L. N. (2013). The protocol of the Spanish Society of Obstetrics and Gynecology for the diagnosis and treatment of vulvovaginal infection. Update 2012. Progresos de Obstetricia y Ginecologia, 56(5), 278-284.
  3. SEGO, Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, S. (2022). Diagnóstico y tratamiento de las infecciones vulvovaginales. Progresos de Obstetricia y Ginecología, 65(2), 61-75. 
  4. Tur, M. C., Delgado, R. C., Armengol, E. D., García, E. M., Escoriza, J. C. M., Gil-Antuñano, S. P., & Rodríguez, J. M. T. (2013). La vulvovaginitis candidiásica recurrente. Progresos de obstetricia y ginecología, 56(2), 108-116.
  5. Fedorych, P., Kuts, T., & Koval, S. (2022). DETERMINATION OF THE SENSITIVITY OF GARDNERELLA VAGINALIS TO FENTICONAZOLE. Georgian Medical News, (330), 6-10.
  6. Khirsagr, N. S., & Gauri Pawar, S. (2023). Vulvovaginal Candidiasis A Review. Pakistan Heart Journal, 56(1), 381-385.

 

Este material es sólo para fines informativos. No debe ser utilizado para realizar el autodiagnóstico o la automedicación. En caso de duda, siempre consulte a su médico.
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